Adolescence, All Poems, Spanish language

Entré En el Cuarto

 

Entré en un cuarto
repleto de sudor y de cuerpos agitados.
Y de caras sin expresión.
Fui rodeada
del calor, y de la frialdad
del lugar.

La cerveza,
el whiskey, el vino
que derramaban tan casualmente
apenas empezaban
a torcer las caras,
blancas y espectrales.

Pero suavemente, lentamente
el aire circundante inundó
mi alma.
Miré hacia arriba y miré hacia abajo.
No ví nada
sino colores que se movían
y las tinieblas,
tinieblas, tinieblas.

O, vida mía,
intenté tocarte.
Intenté, intenté.
Pero no oíste nada
sino ecos ebrios
y risas locas
que salieron de caras muertas.
Me detuve.
Me detuve con pies callados
y atisbé un cuarto de caras.
De caras aburridas y muertas.
De caras que miraban
a todas partes
menos a sí mismas.

Olí los cigarrillos
de manos inquietas.
Manos que tocaban,
rozaban pechos de las chicas
sin sentir ninguna cosa,
sin sentir nada.

Escuché.
Oí la música
creciendo, latiendo,
y ganando vida.
Ví cuerpos muertos
empezar a bailar
bailar bailar
al compás rápido
del ritmo.
Mecer caderas
y exhalar humo.

Y todo el tiempo
los cuerpos cálidos de fuego y sudor
convivían con caras aburridas y muertas.

Caras que no te miraban a ti
ni a mí,
ni cara a cara.
Caras que dicen mentiras,
que te mentían a ti y
que me mentían a mí.

O, vida mía, ¿prefieres
un cuarto de risas agudas
y de mentiras
a unos ojos que te dicen sólo la verdad?

Lynn Benjamin
probablemente escrito otoño, 1966
después de una fiesta de fraternidad,
Phi Epsilon Pi